lunes, 30 de abril de 2007

el sueño continúa


Ya, de regreso a casa, en plena fase de digestión de mi aventura, me decido a completar el blog. Han sido muchas personas, muchos paisajes, muchas situaciones, muchos lugares, incluso muchas nacionalidades. Recuerdo el primer día de viaje hacia Roncesvalles, esa subida en coche, esos nervios previos, ese pensar en la locura que estaba a punto de comenzar. José Antonio fue la primera persona con la que empecé a compartir, en una mañana fria, de niebla, de casi lluvia. ¡Se me hace tan lejano!
Ese primer descenso, esas primeras subidas. ¡Dios, qué sensaciones! Ese primer bocata de chistorra en Pamplona, en Arre, todo en el viaje era la primera vez, en un constante camino hacia adelante. Primer albergue en Puente la Reina, primeros peregrinos, primeros sellos, primera noche fuera de casa, primeras llamadas. Todo era nuevo, el día siguiente, el siguiente y el siguiente. Las previsiones se fueron al carajo, seguiría los dictámenes del camino, de mi cuerpo, de mis sensaciones.
Ahora, después de haber terminado, pienso que pude hacer muchas cosas más, de manera diferente, pero también creo que eso nos pasará siempre: un lugar por visitar, tardar más días, no tener tanta prisa, etapas más cortas... Pero todo forma parte de una mezcla de sentimientos, sensaciones, bisoñez, inseguridad (la vas perdiendo según transcurren los días), nervios y, también, de llegar a Santiago. El cóctel resultante de toda esta mezcla es el que disfrutamos en Santiago. Mi cóctel al final ha estado regado de miedo, miedo a lo desconocido, miedo a esas bajadas tan espectaculares, esas bajadas de las cuales tanto disfrutáis vosotros y que yo tanto he sufrido por no estar habituado a ellas. Estoy seguro que la próxima vez (porque habrá próxima vez) estaré preparado.
Toboganes en Navarra, llanos castellanos, bosques gallegos.... todo tan diferente e igual, hospitalidad por todos los rincones, sonrisas, palabras de ánimo. Recuerdo a ese señor en Frómista, tomando un café, ese matrimonio y a la señora Tovar en La Virgen del Puente en Sahagún, esos italianos compañeros de recorrido, ese bar de Castrojeriz donde cené, ese muchacho de Bilbao (Eduardo) que habrá llegado a Santiago ahora, ese rebaño de ovejas, esa serpiente en el medio del camino, Fernando (sin el cual no habría llegado nunca a la cima de O'Cebreiro), ese señor de Cáceres que terminaba conmigo el Camino Primitivo en el Monte do Gozo, ese matrimonio de León y su hija aplaudiéndome e invitándome a comer con ellos.... son tantas cosas, han dejado una impronta en mi alma, en mi mente que será imposible borrar.


Lui, Luiggi y Giuliano, en Logroño.


Con Eduardo y Fernando, en Astorga

La bici y tu, el sillín y tu culo, compañeros inseparables de viaje. He tenido suerte, no he tenido ningún problema mecánico salvo la cadena que se me ha salido varias veces, y seguro que ha sido por mi falta de pericia. 5 caídas, una de ellas a la entrada de Burgos, en Castañares (a 15 km.), provocada por un camión, que ni siquiera paró. No pasó de susto, pero dejó algunas huellas en forma de heridas en codo y piernas. Prefiero acordarme de los chichos de Molinaseca (especie de picadillo), del bocata de morcilla de Burgos en la plaza de la catedral, de la chistorra de Pamplona, del pulpo, del orujo, en definitiva, de toda su esencia que quedará impregnada a mi de por siempre. Estoy seguro que volveré, no se cuando, pero volveré. Un abrazo muy fuerte a todos
Forza e coragge

miércoles, 25 de abril de 2007

Día X Melide-Santiago

Hola, hoy miércoles, después de haber llegado ayer martes a casa, escribo la penúltima crónica de mi viaje (jamás se debe decir la última). Después de haber terminado el domingo en Melide, decidí recuperarme anímica y físicamente en Ezequiel, con un buen pulpo, patatas, ribeiro, café de puchero y unas ciertas dosis de orujo. Paseo, reflexión y destino a la litera del albergue (por cierto, creo que es el que menos condiciones reúne de limpieza y habitabilidad de todo el camino, en los que he estado). Me levanto a las 7 de la mañana, empiezo a recoger todas las cosas, a rehacer nuevamente las alforjas. Salgo de Melide a 7.45 con el fresco de la mañana. El paisaje es espectacular, mucha vegetación, árboles, la tierra respira agua por todos sus poros. A poco de salir de Melide, me encuentro con un río, el cual tengo que cruzar por encima de unas piedras, con alguna dificultad que otra. El camino se endurece, el perfil es clónico, se repite constantemente, cortas y fuertes subidas con bajadas muy pronunciadas, en las cuales la bici parece lanzarse al vacío. Por esta zona me encuentro con muchos peregrinos, hablo con ellos, se ve en sus caras la proximidad de Santiago, la mayoría van a hacer parada en Arca, para culminar su viaje el día siguiente. Sigo disfrutando el día, pero en mi mente ya sólo está Santiago. En Arzúa paró a desayunar, 37 km. me separan. Continuo hacia adelante, el sol me acompaña. Tengo que incidir en la dureza de esta etapa, solamente suavizada por la belleza del entorno y por saber que al día siguiente tendré la satisfacción de haber concluido este viaje por la Via Láctea. Después de fuertes subidas (Pedrouzo) me aproximo a Santiago. Subida y veo un cartel de 11 km., paso cerca del aeropuerto, buscando el Monte do Gozo, paso un pequeño cementerio, una fuente, presiento que está cerca. Llegado a la televisión de Galizia coincido con un peregrino que ha hecho el camino primitivo, me bajo de la bici y continuo el camino con él, andando, hablando, compartiendo. Por fin, la última cuesta y el Monte. Un matrimonio de León, con su hija, me aplauden y me invitan a comer con ellos. Qué alegría, no hay palabras. Después de unas fotos y el pertinente sello, continuo hacia la catedral, disfrutando el momento, la entrada por las calles, mirando a la gente. La plaza del Obradoiro (hacía ya 18 años que no volvía a Galicia, por circunstancias personales), me parece que está igual que siempre, preciosa, majestuosa, mirando al cielo. Busco la oficina del peregrino, facturo la bici, recojo el Códice Sagrado y me dispongo a disfrutar. Al bajar me encuentro con dos italianos que conocí hace días y que dejé en Castrojeriz: alegría, abrazos, satisfacción en nuestras caras. Ellos continuarían hasta Fisterra el día siguiente. Espero que alcancen su objetivo, son buena gente. Después, dos jarras de cerveza elevan todavía más mi estado de ánimo, el ambiente en Santiago es extraordinario, ¡y es lunes! Preparo el vuelo para el día siguiente, me instalo en el hotel Universal y, después, me lanzo a pasear por Santiago, sin prisas, respirando profundamente el aroma de sus calles, de sus gentes. Parada técnica en el Bar Charra, pulpo y empanada, regados con ribeiro, café y orujo. La noche se va a apoderando de sus calles, me siento en la Plaza del Obradoiro a mirar, a pensar, a sentir. Las lágrimas afloran en mis ojos, he llegado. Este momento es irrepetible, no se puede describir con palabras. Solamente personas como vosotros pueden entender lo que os quiero decir. Muchas gracias amigos por todo, por vuestra ayuda, por vuestras palabras de ánimo, por estar ahí. Jamás os lo podré agradecer tanto.

Ultreia y suseia

Salud

domingo, 22 de abril de 2007

Día 9 Triacastela-Melide

Salimos de Triacastela tomando la alternativa de Xan Sil. Estaba claro que no era la más acertada para mi estado anímico. Subidas paradisíacas entre árboles y bosques, agua y piedras. Voy subiendo aguantando el tipo, hay un par de rampas que tengo subir andando, por el barro y las piedras, y también por la pendiente. Una vez arriba, descenso (estoy hasta los huevos de los descensos, más descenso hasta Sárria. Allí decido tomar la carretera para afrontar el camino a Portomarín, mi compañero va a continuar por el camino. Inicio la salida de Sárria, pendientes de hasta 8 km. de duración, pero que controlo bien. Según subía, pensaba en la bajada. Estaba al límite, no podía aguantar más la presión. La bajada a Portomarín un espectáculo de vistas, de color, pero para alguien más profesional que yo en esto. Lago, puentes, vegetación y al fondo la ciudad. Parada técnica y continuo hacia Palas de Rei, inicio la salida por el Alto del Hospital, pero mi mente me dice que no siga, que ya está bien de sufrir, que pare. A 2 kílómetros paro un rato, no podía más, en esto que pasa un coche, (como me vería para preguntarme que me pasaba) y me dijo que llevaba a Melide. Me resistí al principio, no me parecía ético ni conmigo ni con los demás, pero ya no podía más. Acepté su invitación y aquí estoy. Me siento un poco derrotado por no haber sido capaz, por tener que llevar a mis espaldas estos 30 km. de coche. No se como dormiré. Mañana empezaré temprano, a las 8 horas para llegar a Santiago lo antes posible, y poder llegar a mi casa pronto.

Día 8 Ponferrada-Triacastela

Día extraordinario, quizás mucho calor, salimos de Ponferrada. Intento animarme ante lo que me espera, no temo al ascenso (claro, si lo hubiera conocido antes no pensaría lo mismo), pero si al descenso. Buena marcheta, buenos paisajes (no conocía esta zona de España) y llegada a Villafranca de El Bierzo. Allí parada pertinente, con ingesta de chocolate, bollos y café para subir mejor. Continuamos camino, siempre hacia arriba, pero controlable. Rampas prolongadas, por la antigua carretera nacional, pero agradables. Las piernas responden. Paramos varias veces a coger agua, alguna foto que otra, hasta que llegamos a Las Herrerías. Parajes idílicos, verde por todos los lados, vacas en los prados, sol... pero mucho calor. Ya empiezan las primeras cuestas, ¡vaya cuestas! diría yo que paredes. Empiezo a sufrir, sufrir mucho, son solamente 7 kilómetros hasta la cima, pero ¡qué siete kilómetros! Llega un punto en el que las piernas no me responden nada, se niegan en redondo a pedalear. Lo intento varias veces, pero tengo que subir empujando la bici. Yo, andando, voy casi tan deprisa como mi compañero montado. Es la hostia. Pensaba que nunca ibamos a llegar, es la prueba más dura de resistencia que he pasado jamás, superando incluso al maratón. Por fin arriba, tomamos un bocata y una cervecita, descansamos, y seguimos. Ya por carretera enfilamos el alto de San Roque, luego el alto do Poio y empezamos a descender a Triacastela. Acojonante. Pendientes de 7-8-9%, 60 km/h. acojonado perdido, deseando llegar al suelo. Voy pensando que no estoy perfectamente preparado para afrontar esta aventura, quizás era demasiado pronto, pero ya es marcha atrás. Menos mal que la carretera es muy buena y la bici responde bien. Llegamos a Triacastela, yo hecho un manojo de nervios, no disfrutando de la experiencia. Cena, paseo y reflexión. Estoy deseando llegar a Santiago y pensar en todo lo que me ha pasado durante el camino. Creo que el Camino, desde la Cruz de Ferro a Triacastela, me ha puesto en mi sitio, y me he dado cuenta.

Día 7 Astorga-Ponferrada

hola amigos, perdón por el retraso, los medios técnicos.... Comienza el día a las 8 de la mañana, directos al bar de la plaza de Astorga para enchufarnos un potente desayuno. Digo enchufarnos, porque he conocido a un chico de Madrid, y hemos decidido afrontar juntos los avatares de este nuevo día. Vamos a una muy buena marcheta, me sirve para recuperarme de estos días de tantos kilómetros. El camino hacia Rabanal es bueno, alternamos carretera y camino, disfrutando de un maravilloso día. En Rabanal nos apretamos un buen café con unas pastas para empezar a atacar la Cruz de Ferro. El ritmo que llevamos es bueno, constante, te hace disfrutar del paisaje, las rampas van endureciéndose pero controlo el tempo, me noto fuerte. En Focebadón, foto de rigor y continuamos hacia la Cruz. Una vez arriba, fotos, agua, relajación y también miedo, miedo al descenso, un miedo que tengo grabado desde que empecé el viaje. Mi pericia en los descensos no es muy elevada, yo diría que es bastante escasa, de ahí esa falta de control de la situación (solamente llevo montando en bici desde septiembre del año pasado). El descenso comienza y la adrenalina se dispara, curvas, velocímetro, paisaje, son demasiadas cosas para mi. Voy aguantando el tirón tirando del freno, deseando llegar abajo. Paramos en el Acebo, con una cervecita por medio, y seguimos descendiendo hasta llegar a Molinaseca, donde paramos a comer en un sitio precioso con un puente románico y un río. Después seguimos viaje hata Ponferrada, donde decidimos pernoctar. Cuando llego al albergue, llevo la bici para que me cambien las zapatas de la bici, estaban gastadas totalmente. El cansancio que tengo hoy no es imaginable a ningún día anterior. No se como explicaroslo, bueno si se, es de mucho miedo y temor a lo que no controlo. Intentaré dominarlo, pensé. Luego vamos a cenar a un italiano en Ponferrada, pasta y pizza y a la cama, que mañana espera la etapa reina como dicen por ahi. Un saludo

jueves, 19 de abril de 2007

Dia 6 Sahagún-Astorga

Hora de partida 8 de la mañana. Tiempo bueno, fresco a primeras horas pero muy bueno. Empiezo la aventura hoy, con muchas ganas, y con la mente puesta en Astorga, èpero también en losa diferentes puntos del camino por donde voy a pasar. Paro a desayunar en el Burgo del Renedo y conecto con dos chicos de Granada. Hacemos viaje hasta León juntos. Posteriormente se unen a nosotros 3 de Santa Pola, con una moto de apoyo. El viaje se hace muy ameno, es bueno ir en grupo. El recorrido es muy suave, muy agradable. Antes de llegar a León, nos tomamos un bocata de chorizo a la sidra con una cervecita, y esa es muy buena gasolina para llegar a cualquier sitio. Antes de llegar a León las correspondientes cuestas un poco jodidas, el camino lleno de piedras. Luego, lo de León es la hostia en verso. ¿Como puede estar tan mal señalizado la entrada? Es casi suicida, menos mal que íbamos 6 personas juntas. Luego en León sesión fotográfica de todos los monumentos, con el correspondiente sello en la catedral. Después camino hacia Astorga, la salida de León es también un poco difícil, mal señalizada, y eso te hace perder bastante tiempo. En San Miguel del Camino otro bocata, cervecita y café para seguir el camino hasta Hospìtal de Órbigo, Allí me he sentado durante media hora a admirar este maravilloso puente que tienen, bañado con el sol espectacular, demasiado espectacular para esta zona y para esta época del año. Luego 15 km. hasta Astorga, alternando arcén de carretera y camino. Y como colofón 2 espectaculares cuestas para llegar al albergue. El remate. La 19 horas, ducha, cena, paseo, y ahora, a continuación a la cama, para afrontar mañana la cruz de Ferro. Tengo un poco de respeto al descenso desde la Cruz. Ya os contaré mañana como va todo y hasta donde he llegado. En el albergue, me han aconsejado que vaya hasta Pereje. Ya os contaré. Un saludo amigos

miércoles, 18 de abril de 2007

Día 5 Castrojeriz-Sahagún

Hoy ha sido un día maravilloso. Acostumbrado a Navarra, llegar a Palencia es como si fuera una excursión, eso si, con algunos tramos del recorrido bastante molestos para esa zona que tenemos abajo de la espalda. Partí a las 8,30 de Castrojeriz, tiempo fantástico. Tiré por carretera hasta Itero del Camino, cruzando la frontera de Burgos con Palencia, por un puente super antiguo, por debajo del cual pasa el Pisuerga. Paisajes increibles, océanos verdes que se mueven al compás del viento, cantos de pájaros y silencio, mucho silencio.Creo que hoy he valorado más el hecho de hacer el Camino sólo. Con los italianos iba bien, buena gente de verdad, pero el silencio, la soledad, han sido buenos compañeros de camino hoy. El pedaleo es más constante y más rápido, acostumbrado a los paisajes de los anteriores días. Pueblos sin apenas habitantes, semi desiertos. Son sensaciones únicas. Llego a Frómista, bocata de tortilla y cervecita sin alcohol, sentado al sol, la misma señora del café me descarga la tarjeta de la cámara y me graba las fotos en un CD. Todo amabilidad. Cuando iba a pagar, me enrrollo a hablar con un señor del pueblo tomando un café. ¡Es todo tan diferente al día a día, sumergido en el estress! Parto hacia Carrión de los Condes, 19 km., que recorro en una hora, acompañando al Canal de Castilla en mi recorrido. Los océanos verdes me acompañan también. En Carrión, visita a San Zoilo con su correspondiente sello. Después el tramo rompeculos del día, vaya 11 kilómetros de losa 17 que hay hasta Calzadilla de (no recuerdo el nombre bien).Ya todo para adelante, disfrutando, algunas cuestas, pero muy suavecitas. Parada en Torrecilla de los Templarios, y por último decido para en Sahagún. A su entrada, hay una ermita, la Virgen del Puente, fantástico entorno, tanto el puente, como la ermita, como el paisaje. Después de hablar con un matrimonio de jubilados, y con una señora que es encantadora, que es toda una institución en Sahagún, Pepa Tovar, llego al albergue. Es un albergue nuevo que hay en la carretera de entrada. Fantástico, está a estrenar, y a parte, como casi nadie lo conoce, estoy totalmente solo. Esta noche sólamente oiré mis ronquidos. Mañana no se donde llegaré, intentaré seguir disfrutando del camino, de sus gentes, de sus paisajes. Hecho de menos a mi gente, a mis amigos, a mi familia, pero son los primeros que me dan ánimo para seguir adelante.
Gracias a todos por estar ahí, os siento. Un abrazo